El Canto es una imponente piedra poligonal y troncocónica, situada históricamente al pie del cerro Cabeça Retamosa, ahora conocido como cerro de Buenavista. Este monolito ha permanecido en este lugar desde tiempos ancestrales, y se especula que podría ser su ubicación original. En Las Ventas, circulaba una leyenda que advertía sobre un posible desastre: si El Canto era movido, el pueblo sufriría inundaciones. A pesar de esta creencia, en 2008, la piedra fue reubicada sobre un pedestal en las cercanías, durante los trabajos de canalización del agua proveniente del pantano de Picadas en Madrid.
Algunos historiadores sugieren que El Canto podría haber sido uno de los límites establecidos por Segovia al definir su frontera meridional con Canmayor a inicios del siglo XIII, aunque no existen documentos que corroboren esta teoría. Su origen podría estar vinculado a esta demarcación o a otras que se realizaron posteriormente, dado que la región ha sido dominio de diversos señores a lo largo de la historia, incluyendo al Almirante Don Fadrique, la infanta Isabel, Gonzalo Chacón y el conde de Fuensalida.
Hacia finales del siglo XV, el área de Cabeça Retamosa marcaba el límite del sexmo y señorío de Casarrubios. Es plausible que fuera el comendador Gonzalo Chacón quien colocara El Canto en esta posición estratégica, ya que, tras asumir el control de Villamanta, Valmojado y El Álamo, estableció una serie de mojones que se extendían desde Camarena hasta Brunete.